Rab, isla con una longitud de 22 km y una anchura de 3 a 10 km. Cuando se recorre la costa oriental viniendo de Senj, tiene uno la sensación, ante esta larga, abrupta y árida montana, de haberse metido en un verdadero desierto. Toda una sorpresa cuando se descubre la hermosura del lado oeste (que no se ve desde el continente). La barrera montañosa, dominada por el monte Kamenjak, detiene los vientos fríos, lo que, junto con una tierra muy fértil y la abundancia de pozos, permite el cultivo de la vid, el olivo y diversos frutales. El clima, por tanto, es muy agradable (media anual de 2 470 h de sol), hermosas playas de arena, mar a 24 °C en verano, costas poco urbanizadas y, por ultimo, la preciosa ciudad medieval de Rab, casi intacta… Pero no os creáis que estaréis solos en verano. A propósito, si miráis bien el mapa, veréis que la isla tiene la forma de una langosta; tal como suena. Situada en un promontorio fortificado, dominada por elegantes campanarios románicos, la pequeña capital de la isla sigue teniendo el aspecto de una antigua ciudad de origen veneciano, que los turcos nunca pudieron hacer suya. La ciudad tiene mucho carácter y encanto, y en verano este particularmente animada. Sin embargo, para pasear por sus calles estrechas bordeadas de magníficos edificios renacentistas, os recomendamos que lo hagáis al amanecer, cuando aun sus calles no se han llenado de turistas.