Se trata de un recodo rocoso olvidado por los turistas, una isla con costas escarpadas y dividida en calas rocosas, colinas que descienden en arriates rocosos hacia el mar. Vis todavía es una isla salvaje. Aunque, desde luego, no durara demasiado porque se murmura que la realeza y los magnates de la informática ya empiezan a pasear por sus muelles. No obstante, aun esta a tiempo de visitar sus puertos con diques de piedra clara, disfrutar de un café entre los veleros que allí atracan, degustar los vinos de la zona o el pescado, recién salido del agua, a la parrilla. En las fértiles llanuras, recubiertas de tierra rojiza (a veces de tierra arenosa), se cultiva vid y algunos olivos. Sus habitantes viven sobre todo de la pesca y del cultivo de hortalizas. En Komiza, una fabrica de conservas de sardinas proporciona algunos puestos de trabajo. Tras la partida del ejército yugoslavo en 1992, la isla se encontró aun mas aislada separada del resto del mundo, al igual que sus vecinos. Entonces sobrevino un periodo difícil. En el presente, los isleños suenan conun desarrollo perdurable basado en un turismo de calidad, un turismo a lo Robinson Crusoe. Esta pequeña isla, bella pero frágil, no esta hecha para el turismo de masas. Las 700 ha de vina proporeionan buenos vinos, como el “Plavac”(tinto) y “vugava”(blanco) los dos grandes crudos de la isla. El primero se caracteriza por su color rubi, y el segundo, por su tonalidad dorada y su perfume de miel.
Ciudad de Vis
Este lugar fue ocupado por los griegos, como refleja la necropolis griega, con sus estelas funerarias de mas de 2.000 anos de antigüedad. Los romanos tomaron el relevo y la convirtieron en una esplendorosa ciudad (hasta 14.000 hab.), los restos de sus fermas (un poco mas lejos que la necropolis, frente a la gasolinera) todavía se pueden visitar. Los monjes que fundaron el monasterio franciscano justo al lado (s. XVI) utilizaron para ello piedras del antiguo teatro romano. En la orilla hacia la entrada de la bahía se halla encontrara un agradable paseo que conduce a la fortaleza King George (fortica), una de las dos que fueran construidas por los ingleses para proteger el puerto de las tropas de Napoléon. En el pueblo vera otros restos de fortificaciones, aunque esta vez venecianas y austriacas. El pequeño Museo Arqueológico (abre 10-13 y 17-20. Cerrado lunes y domingo por la tarde), conserva los restos griegos y romanos, como una hermosa cabeza de Artemis griega realizada en bronce.
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